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¿Crees que ser romántico es ser cursi?

Análisis de un tema polémico en la actualidad.

Por Alfonso Ricaurte Miranda

Hablar de amor, romanticismo, sensibilidad y sentimentalismo en estos tiempos de pandemia, guerras, hambrunas y tecnología 5G entre otros temas en los que se central el interés noticioso de los informativos, es correr el riesgo de que te consideren cursi y ridículo, o como mínimo, pasado de moda o retrogrado.

Iniciamos con esta crónica un ciclo de reflexiones románticas, con poemas abordo, con el que espero despertar la fibra sentimental y sensible que pese al pragmatismo de las épocas, permanecerá siempre en el interior de muchos, entre los que me cuento.

Sé que entre las estrategias para ligar en estos nuevos tiempos no está el regalar una flor, escribir un poema, dedicar una canción o construir una frase romántica para esa chica o chico que nos gusta o de la que estamos enamorados.

Sé también que en estos tiempos en los que los jóvenes se relacionan entre ellos con las exigencias de la igualdad de género, inmediateces, botellones y reguetón, detalles románticos como los de regalar una flor, o lo de los poemas y canciones,  son vistos como estrategia de otra época que ya no se usan.

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Pese a lo anterior y a riesgo que se me cuelguen todos los calificativos anteriores, me confieso un romántico empedernido que me resisto a aceptar y fomentar que el amor se trate como un objeto de moda y que por lo tanto debe expresarse de acuerdo a la frivolidad de la última tendencia vigente.

Me opongo rotundamente a aquellos que opinan que vivimos en tiempos tan trepidantes en los que la manifestación romántica de un sentimiento a través de un poema, una flor o una canción está pasada de moda y que actualmente las parejas prefieren que se lo digan con un ridículo emoticon.

Rechazo categóricamente a aquellos que le han vendido al mundo que la mayoría de las mujeres, adolescentes o adultas en lo que llaman estos nuevos tiempos, prefieran que se le galanteen con obscenidades expresadas en estrofas de canciones en las que se les dice; y por vergüenza y respeto a quienes me leen sólo público una, cuyo autor es Bad Bunny

 “Hace tiempo quería meterte como te lo metí aquel día

Hablándote malo mientras te venías,

Baby tengo cienes

Pero chingando tu eres quien la tiene”.

Asumo la responsabilidad que hemos tenido todos los que no estamos de acuerdo con que el romanticismo ha muerto, al no promover en nuestro entorno familiar y de amigos, el trato educado, cortes y respetuoso que merece la pareja de cualquier género al ser cortejada.

Alcemos la voz para desmentir a quienes insisten en que cortejar anteponiendo los sentimientos es retrogrado, mientras se callan y permiten que conceptos de conquistas tan vulgares y obscenos,  proliferen vendiéndose como la nueva forma de expresar los sentimientos.

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No oponer ni manifestar nuestro rechazo trae como consecuencia que las nuevas generaciones de jóvenes consideren y sientan que no merece la pena perder el tiempo en construir una frase romántica para expresar lo que sienten por otra persona, porque prefieren decírselo con un ridículo dibujo o una sucia estrofa de las canciones que nos imponen actualmente.

Preciso que cuando hago referencia a construir una frase romántica no quiere decir que la persona deba ser un poeta o tener un vuelo poético para hacerlo, ya que un Te quiero dicho con el sentimiento que lo inspira, alcanza a cubrir todo lo demás que se quiere expresar y en ese momento no encontramos o nos surgen las palabras.

Con ese te quiero dicho o escrito en cualquier papel, tendrá para el o la destinataria, muchísimo más significado y sentimiento que lo que le digan las figuras del catálogo de emociones virtuales al que muchos recurren para expresar sus sentimientos y deseos, incluyendo el terminar la relación o acostarte con esa persona.

Este rechazo o animadversión, diría yo, del romanticismo por parte de los jóvenes, ha llevado a algunos a plantear debates, sobre cuál es el sentimiento que lleva a los jóvenes actualmente  a unirse con una pareja. Es amor o si lo hacen únicamente por el deseo sexual.

Afortunadamente, las respuestas de quienes han aceptado ese debate y de estudios que se han conocido al respecto, concluyen que los jóvenes si se enamoran y consideran el amar y sentirse amado, como un sentimiento latente en el ser humano y es el camino más fácil para experimentar la felicidad.

Todos llevamos un romántico dentro. Es un gen que se trasmite indeleblemente de generación en generación en el ser humano. Por eso el romanticismo no ha muerto y si alguien lo dice sencillamente no le haga caso.

Para mí, el amor es el sentimiento más sublime que sentimos los seres humanos y por ello soy enfático al afirmar que no merece manifestarse con letras de canciones mal sonantes o vestirlo con el emoticono de moda, sino expresarlo con un gesto,  una canción, una flor, un momento o un silencio.

Con el poema, titulado Dibujando el Amor, que está en mi reciente libro el Secreto de Hilda y otras emociones, iniciamos hoy nuestro ciclo de poesías que también pueden escuchar en la voz de Emerson Reyes González. Si te gusta dedícaselas a tu pareja.

Dibujando el amor

Comencé a dibujarte  sin conocerte, pero supe que existías desde que esbocé los primeros trazos de tu imagen en el lienzo de mi vida sentimental.

Cada línea, cada rasgo, cada facción de tu rostro, surgió con la certeza que te tendría, aun cuando entonces, solo eras un deseo que comenzaba a formarse en el seno de mis entrañas.

Pero continúe dibujándote de memoria, inspirado en la pasión del primer beso que ya mis labios deseaban y con la ilusión del corazón enamorado que ansía un encuentro que espera.

Construí tu silueta línea a línea sin afanes, recorriendo con delicia las curvaturas de tu cuerpo. Y cuando tu figura surgió lo hizo de repente, pero con la intensidad de una estrella fugaz que recorre el tramo de firmamento con el tiempo justo para que pidamos un deseo.

Yo lo pedí y se me concedió. Encontrarte y quererte para siempre.



Hasta la próxima

Alfon.ricaurte@gmail.com

Más poemas y cuentos del autor en el libro El Secreto de Hilda.

Adquiérelo en Barranquilla en la Calle 80 No, 67-55 esquina
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